miércoles, 26 de agosto de 2009

Las supuestas preocupaciones del diario El Mundo en torno al adoctrinamiento educativo: nueva lección de adoctrinamiento mediático


Durante las últimas semanas, cómo no podía ser de otra manera, la prensa pro imperialista española se ha dedicado a atacar constantemente la nueva Ley Orgánica de Educación aprobada por la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela. Una vez más, el supuesto cariz antidemocrático de tal ley ha sido esgrimido por activa y por pasiva para calificar con todo tipo de adjetivos hirientes al presidente Chávez. El control social y el afán de adoctrinamiento son, según esta prensa, los argumentos políticos que se esconden detrás de la aprobación de la nueva ley educativa venezolana. La dictadura chavista estaría así dando pasos hacia su profundización, cada vez más claros y evidentes. Algo intolerable para estos demócratas-de-toda-la-vida, por supuesto.

Precisamente así, como intolerable, califica el diario El Mundo dicha ley en su editorial del 15 de agosto. Bajo el titular “El chavismo toma los pupitres”, y acompañado por un sobre-titular que nos habla de una “Intolerable nueva ley de educación”, el diario de Pedro J. nos dice sin ningún rubor que Chávez quiere “adoctrinar a las masas desde la infancia”, así como que esta ley es “el paradigma de la tiranía”. Les copio a continuación el editorial al completo porque no tiene desperdicio:

“Con la ley de Educación aprobada el pasado jueves en Venezuela, Hugo Chávez convierte la enseñanza del país en un tentáculo más para «acelerar la revolución socialista», como él mismo reconoce. No es nueva la idea de Chávez de adoctrinar a las masas desde la infancia: ya intentó crear una norma similar en 2001, pero fracasó por la presión popular. Ahora, con la Asamblea Nacional en sus manos, recortará la autonomía de escuelas, profesores y editoriales para implantar su ideología. Esta medida está causando una enorme fractura social que ya ha provocado en la calle enfrentamientos con las fuerzas del orden. Pero si la redacción de la nueva ley ya es escandalosa -hay artículos orwellianos, como el que otorga competencias al Ministerio de Educación para denunciar a periodistas incómodos-, el momento de medir la verdadera manipulación en los pupitres llegará con los nuevos libros de texto. Esta normativa se une a la ley mordaza redactada hace dos semanas para silenciar a los medios críticos. Chávez dice que son «revolucionarias», pero son el paradigma de la tiranía”.

Antes de nada, antes de pasar a desmontar las supuestas intenciones del diario, me parece conveniente señalar que alguien debería decirle al editorialista de El Mundo que antes de escribir sobre la realidad de un determinado país, lo mínimo que debe hacer uno es informarse, eso como poco. Lo digo porque, al parecer, el editorialista del diario en cuestión debe desconocer que la famosa “ley mordaza” (como la llaman estos defensores a ultranza de la libertad de expresión y del pluralismo ideológico en los medios–sic-) de la que nos habla el editorial en su texto, finalmente fue paralizada por la Asamblea Nacional Venezolana, de tal modo que no entró finalmente en vigor. Con lo cual, evidentemente, no se puede sumar a ninguna otra ley, porque algo que no existe, que no está en vigor, no se puede sumar a nada (0 + 1 = 1, señor editorialista). Que alguien que se gana la vida escribiendo editoriales para uno de los diarios con mayor tirada en España pueda desconocer este hecho, habla bien a las claras del grado de profesionalidad y la seriedad con que este medio informa acerca de la realidad política venezolana. Claro, que también cabe la posibilidad de que el editorialista conociese a la perfección la noticia y simplemente haya querido mentir como un bellaco para, aprovechando la coyuntura, mezclar churras con merinas y ahondar así en la campaña de acoso y derribo contra Chávez. ¿Le extrañaría a alguien que así fuese? A mí no, desde luego.

Curiosamente además, y aquí entramos ya en el meollo del asunto, en dicho editorial el diario madrileño nos advierte acerca de que la manipulación y el adoctrinamiento de los niños venezolanos, a consecuencia de la aplicación de la nueva Ley Orgánica de Educación, puede tener su punto álgido en el momento en que sean presentados y explicados los libros de texto que tendrán que utilizar en los colegios venezolanos a partir del comienzo del próximo curso: “el momento de medir la verdadera manipulación en los pupitres llegará con los nuevos libros de texto”, nos dicen. Se intuye, por tanto, que el contenido de los libros de texto que llegan hasta las manos de los niños en América Latina es un tema de interés para el diario El Mundo, al menos en cuanto estos son proclives a ser fuentes de manipulación y adoctrinamiento de las masas. Una preocupación muy en la línea de las preocupaciones que deben poblar las mentes de todo demócrata de bien –sic-.

Pero, ¿será realmente éste un tema de interés para los periodistas y redactores de El Mundo, o sólo es una excusa más para atacar a Chávez en nombre de una supuesta defensa de la libertad y la democracia, aunque a la hora de la verdad la manipulación o no de los libros de texto, el adoctrinamiento o no de los escolares en otros países “amigos” no le importen al diario madrileño lo más mínimo? Es decir, ¿realmente le preocupa a El Mundo que no se manipulen los libros de texto para no adoctrinar así a los niños, o simplemente lo que le interesa al El Mundo es atacar, una vez más, a Chávez y su gobierno?, ¿Está El Mundo acaso adoctrinando a sus lectores mediante la manipulación y el engaño cuando usa un discurso para vender algo como preocupante, aunque en realidad lo que le preocupe no sea eso por lo que dice preocuparse, sino el atacar a un determinado gobierno y crear así un clima de opinión entre sus lectores en contra de tal gobierno? La respuesta la hemos tenido a tan sólo semana y media de la publicación del editorial analizado.

Resulta que en México, país con un gobierno amigo de la prensa pro imperialista española, se viven días convulsos precisamente a consecuencia de la presentación del contenido de los nuevos libros de texto que llegaran a las manos de alumnos y profesores a partir del comienzo del próximo curso. Al parecer, según informa desde el afamado diario mexicano La Jornada, los libros de historia que a partir del próximo curso deberán estudiar los alumnos mexicanos de educación básica han eliminado de sus contenidos toda referencia a la conquista y al periodo colonial de México como parte del Imperio Español. Es decir, según nos informan desde México, los alumnos mexicanos de educación básica no podrán conocer a través de sus libros de historia nada que tenga que ver con algo semejante a la conquista española, los asesinatos y persecuciones de la población india del país a manos de los soldados españoles (uno de los más castigados por estas prácticas), la explotación colonial de los recursos de la tierra que la “Madre Patria” llevó a cabo durante más de tres siglos, el desarrollo de una red colonial de nuevos terratenientes en el país al amparo de las relaciones de dominación española, etc.etc. Nada de esto podrá ser estudiado a partir del próximo curso por los niños y niñas mexicanos. Nada, en definitiva, que pueda ayudarles a entender la realidad histórica (y, en consecuencia, presente) de su país más allá de los tópicos que quieran ser reinventados y enarbolados por el gobierno mexicano actual. Exaltación de la europeidad de México frente a la anulación de su pasado indígena y las consecuencias para tal pasado de la conquista española. Según los nuevos textos de historia impulsados por el gobierno, la historia primitiva de México acaba en 1492 y la historia moderna comienza en 1821, con unos mexicanos ya europeizados, alejados de su pasado indígena originario. Entre medio nada ocurrió, nada deben saber los niños mexicanos acerca de lo que ocurrió.

Sin duda, ahora que el indigenismo es un movimiento cada vez más fuerte en muchos países Latino Americanos y usualmente vinculado a movimientos progresistas y revolucionarios, este tipo de medidas sólo pueden ser interpretadas desde un deseo político por eliminar de la consciencia colectiva de los mexicanos todo vínculo de su pasado nacional con los pueblos indígenas y las penurias que éstos tuvieron que pasar a consecuencia de la conquista española y los posteriores siglos de colonización política y económica. Trescientos años de historia, tal vez de los más importantes para entender la realidad presente del país, quitados de un plumazo a golpe de tijera educativa. Pero esto para El Mundo no parece ser en absoluto preocupante ni muestra alguna de adoctrinamiento educativo. Es por ello que, a pesar de la preocupación que El Mundo tiene, según hemos visto con anterioridad –sic-, por los contenidos de los libros de texto en América Latina, a esta noticia que nos llega desde México el diario ha decidido no dedicarle ni una sola letra, ni en su edición escrita ni en internet, no ya a valorar la noticia mediante algún artículo de opinión o alguna editorial como en el caso Venezolano, sino ni tan si quiera a hacerse eco de la polémica desatada en México en relación a este tema. Que no es ya que critiquen la acción del Gobierno Mexicano, sino, simplemente, que, en virtud de la preocupación que han mostrado en el caso venezolano por este tipo de posibles polémicas en torno a los contenidos de los libros de texto escolares, que tengan la decencia de informar a sus lectores de la existencia de tal polémica allá por México. ¿Se imaginan, por ejemplo, que hubiese pasado si el involucrado en el tijeretazo del contenido histórico hubiera sido Hugo Chávez y los que protestasen en contra de la medida la oposición venezolana? Como mínimo lo habrían cubierto con una portada, un editorial y tres o cuatro días de seguimiento completo a la evolución de las informaciones referidas al asunto. ¿Alguien lo duda? Esperen a que salgan los libros de texto en Venezuela y lo veremos.

Se demuestra entonces que al diario El Mundo le importan poco o nada las polémicas en torno a los libros de texto y sus contenidos históricos que se puedan dar en América Latina en general, salvo, claro está, que tal polémica pueda ser usada para atacar sin piedad a un determinado gobierno que no sea del gusto del diario, o para mantener al alza la supuesta condición tiránica y antidemocrática de un determinado líder político tampoco del agrado del periódico. Se demuestra pues igualmente que al diario El Mundo no le interesa la educación o el posible adoctrinamiento de los niños venezolanos, sino que lo preocupante para ellos es que esa educación y ese posible adoctrinamiento no venga de las manos de un gobierno pro-capitalista. Y, por supuesto, se demuestra también, claro está, que el diario El Mundo no tiene autoridad moral alguna para acusar a nadie de querer adoctrinar a otras personas con la manipulación y el sesgo informativo de determinados contenidos y elementos del discurso escrito que se hace llegar a terceras personas, cuando es precisamente el adoctrinamiento ideológico, la manipulación informativa y el control del pensamiento lo que mejor saben hacer desde la redacción de ese medio (des) informativo. O, por ir concluyendo, cuando El Mundo hable de que Chávez o cualquier otra persona quiere adoctrinar a las masas, simplemente le podríamos responder que, como se suele decir en mi tierra para este tipo de situaciones, “habló de puta la Tacones”. Y es que, ¿hay algo en la actualidad que sirva para adoctrinar ideológicamente en mayor medida a las masas que la prensa pro-capitalista en manos del capital burgués? El Mundo, con esta nueva lección de adoctrinamiento mediático, nos vuelve a dar razones sobradas para reafirmarnos en nuestra idea de que es imposible que lo haya.

domingo, 23 de agosto de 2009

Alienación consumista y enfermedad mental en el Capitalismo: Análisis dialéctico de una relación evidente


La presión a que la sociedad capitalista somete a sus ciudadanos a través de una serie de exigencias relacionadas con una vida de éxito, los valores estéticos o la realización de las metas sociales y familiares prefijadas ya de antemano por el propio sistema, cada vez va resultando más evidente que supone una carga excesivamente dura de aguantar para millones de ciudadanos en todo el mundo. Una carga que, además, al haber sido incorporada con todas estas exigencias como una norma de sentido para la vida que deben llevar los sujetos dentro de tal sociedad consumista-capitalista, se acaba consolidando, para una inmensa mayoría de personas, como la única alternativa existencial a mano a partir de la cual poder mirar hacia el futuro, pues tal camino es presentado por el proceso de socialización general como el único viable para alcanzar, dentro de la sociedad capitalista, una existencia que cuente con la aprobación y el reconocimiento generalizado de nuestros conciudadanos.

La cuestión central que se plantea aquí, por raro que pueda parecer a primera vista, no es entonces un mero asunto monetario o económico, sino más bien una cuestión de sentido de la vida, una problemática existencial que afecta a la vida de los sujetos y acaba repercutiendo en sus expectativas de cara a una supervivencia útil y satisfactoria. Si, por ejemplo, analizamos los datos de los hombres y mujeres que se ven afectados por algún tipo de patología de la psique en nuestras sociedades, y cuáles suelen ser las principales enfermedades que les afectan (depresión, stress, ansiedad, etc.), no es demasiado arriesgado concluir que el principal problema existencial que afecta hoy a nuestros conciudadanos (en el mundo capitalista) es una cuestión de sentido, es decir, un problema no exclusivamente del ámbito de lo material (que también en muchos casos), sino un grave problema en el ámbito de la existencia cotidiana, en la búsqueda de la auto-realización personal, y, sobre todo, en el plano del cumplimiento con las expectativas fijadas de antemano por la sociedad e interiorizadas a través de aquello a lo que los sociólogos califican como proceso de socialización. Si, por h o por b, no eres apto para el sistema, el sistema no sólo te golpea hasta derribarte, sino que, una vez que estás en el suelo, te pisa hasta rematarte, mediante la propia acción social del entorno en el que nos vemos envueltos. La consecuencia de todo esto, cómo no podía ser de otra manera, es un aumento cada vez mayor del número de personas que se ven afectadas dentro de la sociedad consumista-capitalista, y en cualquier país del mundo, por enfermedades mentales como las anteriormente mencionadas, con todo el sufrimiento psicológico y existencial que ello lleva asociado para con las personas que las padecen. Un asunto, sin duda, sumamente preocupante para cualquier persona con una mínima capacidad de empatía y sentido de la justicia, que en ningún caso debe ser tratado como un asunto menor dentro de las innumerables consecuencias negativas que para otros muchos ámbitos genera también el sistema capitalista (ecología, alimentación, relaciones económicas y laborales, etc.).

Con este artículo, partiendo de lo anteriormente expuesto, se pretende pues analizar de manera racional la relación establecida entre los valores inherentes al sistema consumista-capitalista y el aumento de este tipo de enfermedades mentales, aplicando para ello el marco científico que nos proporciona el materialismo histórico. Según este marco, como ya se sabrá, las ideas de los hombres están estrechamente ligadas a las condiciones materiales de cada ser humano, especialmente al trabajo que realiza el hombre dentro de la sociedad y al lugar que ocupa socialmente dentro de la misma. La primera idea que cabe destacar, por tanto, es aquella que nos dice que la estructura económica es la base real de la sociedad, el fundamento material básico en torno al cual giran el resto de estructuras, materiales o ideológicas, presentes en la realidad sociológica. El sistema económico genera pues unas relaciones sociales determinadas, que respaldan al sistema que las creó. Economía y sociedad están profundamente entrelazadas. De la infraestructura económica nace y se desarrolla la superestructura ideológica (conjunto de productos, costumbres y representaciones culturales que actúan en el ámbito de una determinada sociedad). La superestructura depende pues de las condiciones económicas en las que vive cada sociedad, de los medios y fuerzas productivas (infraestructura). La superestructura no tiene una historia propia, independiente, sino que está en función de los intereses de clase de los grupos (clase/s dominante/s) que la han creado. Son las clases dominantes quienes dan vida y moldean convenientemente el ámbito de la superestructura, de tal manera que ésta pueda servirles como mecanismo de legitimación del orden establecido y como medio para el control social. Por ende, los cambios en la superestructura sólo pueden venir como consecuencia de los cambios en la infraestructura. Nuestra actual sociedad consumista-capitalista, en cuya superestructura ideológica reside la causa de los problemas en el ámbito del sentido de la vida individual que venimos denunciando, no es ajena a tal dinámica científica de la historia. En consecuencia, con este artículo se pretende analizar la relación establecida en el marco del consumismo-capitalismo entre la estructura económica capitalista y la superestructura ideológica consumista-capitalista, una superestructura en la cual residen una serie de patrones y arquetipos ideales, hechos a la medida de la estructura económica, que en última instancia condicionan la percepción que los sujetos insertos en esta dinámica social consumista-capitalista tienen de sí mismos. La hipótesis de partida es que son precisamente estos arquetipos los causantes de buena parte de la problemática existencial que conduce a los individuos de esta sociedad a desarrollar enfermedades mentales como las anteriormente mencionadas. Una hipótesis que se intentará demostrar a lo largo de las argumentaciones propuestas en el artículo.

En definitiva, con el artículo aquí presentado se pretende en última instancia denunciar la relación existente entre la estructura económica consumista-capitalista y el desarrollo de problemas de tipo psicológico-existencial por un número cada vez mayor de personas, una vez estas personas han interiorizado, vía proceso de socialización, los valores ideológicos resultantes de una conversión de las exigencias económicas del sistema en arquetipos ideales que los sujetos han de perseguir como única vía posible para alcanzar el éxito social y el reconocimiento entre sus conciudadanos. Es por ello, además, que, como conclusión final, se afirma, sin ningún tipo de dudas, que toda solución al problema planteado ha de pasar irremediablemente por una revisión profunda del sistema económico vigente (que llevaría igualmente asociado un replanteamiento de las pautas sociales imperantes), ya que resulta del todo incompatible una sociedad donde lo que prime sea la necesidad del egoísmo, el consumismo, y la competitividad social por encima de todo valor común, con una sociedad donde los individuos puedan verse libres de presiones existenciales auto-impuestas, y donde la búsqueda de sentido se encamine hacia el fomento de valores humanistas como la solidaridad, el altruismo, la cooperación desinteresada, etc., tan necesarios para llevar una vida plena y en paz con el común de la humanidad y con uno mismo. Se hace urgente, por tanto, también para la búsqueda de la paz espiritual y el avance hacia una verdadera felicidad, la superación del capitalismo y el advenimiento del socialismo. De lo contrario estaremos abocados sin remedio a un eterno sufrimiento para la inmensa mayoría, a costa del siempre presente placer sádico de la minoría explotadora.

Se puede leer el artículo completo descargando el archivo Word que se adjunta en el margen superior derecho del siguiente enlace:

http://www.kaosenlared.net/noticia/alienacion-consumista-enfermedad-mental-capitalismo-analisis-dialectic

jueves, 20 de agosto de 2009

Ni un privilegio para los desertores cubanos


Como cada vez que se da un episodio del estilo, la prensa pro-imperialista ha vuelto a utilizar la fuga de cuatro jugadores de la selección cubana de baloncesto para atacar a la revolución cubana y sacar a relucir la supuesta necesidad que tienen los cubanos de abandonar su tierra para encontrar un futuro mejor tanto en lo económico, como, sobre todo, en lo político. Georvis Elías Sayus, Grismay Paumier, Taylor García y Geofry Silvestre desaparecieron la noche del domingo de su concentración en el Hotel Dunas Las Canteras de Las Palmas de Gran Canaria, donde se hospedaba el conjunto caribeño mientras participaban en un torneo triangular que les enfrentó a la selección española de baloncesto y a un combinado de jugadores de Gran Canaria. Nada nuevo bajo el sol. Otro grupo de desagradecidos que aprovechan los privilegios que su propio gobierno les concede para dejar atrás su país y andar en busca del “sueño capitalista”. Eso sí, un viaje a España con avión pagado por el propio gobierno cubano, no vaya usted a pensar. Ahora andan pidiendo refugio político, que seguramente les será concedido.

Y no es que yo tenga nada en contra de que estos cuatro ciudadanos cubanos (por ende, inmigrantes ilegales según los cánones establecidos por el propio sistema capitalista) se queden en busca de un futuro en el interior de las fronteras del Estado Español, Dios me libre. Como migrantes que son, son bien recibidos. Eso sí, si se quieren quedar, nada de privilegios. Que sean tratados de la misma manera en que son tratados el resto de migrantes que llegan hasta el Estado Español. Cualquier otra cosa resulta intolerable.

Es decir, que se queden, pero que se queden en las misma condiciones que cualquier otro inmigrante “ilegal”. Demasiado ya que han venido en un avión pagado por su gobierno, y no se han tenido que jugar la vida en un cayuco o una patera como hacen la inmensa mayoría de los migrantes en todo el mundo cuando quieren dejar atrás sus países de origen para ir en busca de esos “paraísos capitalistas” donde, por cierto, no les dejan entrar tan fácilmente como suele ser el caso de cada cubano que decide abandonar su país por una u otra vía. Que se queden, que se queden aquí, pero, repito, sin ningún tipo de privilegio en su condición de migrantes. Que se queden y tengan que vivir como viven esos subsaharianos o esos marroquís que se juegan la vida en cada cayuco, en cada patera que llega hasta las aguas territoriales del Estado Español. Que se queden y tengan que soportar la explotación sin escrúpulos de algún aprovechado que los ponga a trabajar en una obra o un invernadero por tres pesetas hasta que ya no le interese más y después les dé una patada en el culo sin ningún tipo de finiquito o derecho a prestación social. Que tengan que soportar las redadas policiales en busca de "papeles", el racismo, la xenofobia, la exclusión social y la expulsión hacia barrios marginales y suburbios donde tener que vivir obligatoriamente con lo más granado del lumpen español, en fin, que se queden, pero que se queden teniendo que vivir todo eso que deben vivir a diario la inmensa mayoría de los inmigrantes que ahora residen de manera "ilegal" en España y que han salido huyendo de la miseria en la que se encuentran sus países "capitalistas". Y si no están cómodos, si tienen pegas por lo mal que les va la vida en esas condiciones, todavía pueden probar suerte en Italia, donde ya sí que van a vivir como reyes. Si se quieren quedar así, que se queden, pero otorgarles el estatus de refugiados y garantizarles una vida cómoda, más cómoda incluso que la de la inmensa mayoría de los trabajadores españoles, sería (es) una verdadera falta de respeto a todos aquellos migrantes que se juegan la vida para salir huyendo, de verdad, de la miseria en la que viven como ciudadanos pobres y sin expectativas de futuro en sus países de origen allá por África, Asia o ciertas zonas de América.

Y es que, a diferencia de éstos pobres migrantes de tales países africanos, asiáticos o americanos, estos señores tienen en Cuba lo que no tienen en sus países de origen la inmensa mayoría de migrantes que llegan hasta las fronteras del Estado Español jugándose la vida : trabajo, comida, educación, formación y salud, todo gratuito, todo a costa del Estado Revolucionario, a costa del esfuerzo colectivo de un pueblo entero y sus miserias. Mejor o peor, pero lo tienen. Con más o menos recursos y posibilidades, pero lo tienen. Los otros no pueden decir lo mismo. Es más, millones de personas en los países supuestamente desarrollados no pueden decir lo mismo. Mil veces merece antes la condición de refugiado un Senegalés, un Marroquí o cualquier otro migrante que huye de un país donde no hay nada de esto para los pobres, que éstos aprovechados de la vida. Esos sí que son verdaderas víctimas de un sistema político que los oprime, los anula en cuanto a su condición de seres humanos con supuesto acceso a Derechos Humanos inherentes, y los reduce a la condición de mera mercancía laboral que se alquila, se compra o se vende según los intereses económicos del momento en los países supuestamente desarrollados. Que incluso en sus tragedias y desgracias durante el proceso migratorio, demasiado frecuentes por otro lado, los deshumaniza y los deja sin rostro ni nombre (¿O acaso alguien dice alguna vez en algún medio de comunicación el nombre de alguna de las personas muertas en las innumerables tragedias que se dan en el intento de los migrantes de estos países pobres por llegar hasta el paraíso capitalista?). Esos sí que deberían ser considerados por derecho refugiados políticos, no éstos traidores que huyen como ratas de aquel país que les ha dado todo a pesar de las muchas carencias económicas que tiene desde hace tantas décadas. Y si estos traidores cubanos se quieren quedar, que se queden como un inmigrante más, como un inmigrante “ilegal” más. Cuando sepan cómo es la vida para el inmigrante ilegal en estas tierras, igual hasta deciden volver a Cuba. Claro que entonces el gobierno cubano debería deportarlos a Senegal, Marruecos, Camboya o Mali, y dejarlos allí en las condiciones en las que viven los pobres de aquellos países, para que aprendan a valorar lo que tienen en Cuba.

Ni un privilegio para los traidores cubanos. O se abren las fronteras para todos los marginados y exiliados políticos del mundo, especialmente para los que salen huyendo de la peor forma de marginación posible: la pobreza endémica y el hambre, o para nadie. Porque el tema es curioso. Si sales huyendo de la "dictadura" cubana, te abren las puertas en todos lados. En EEUU incluso tienen una legislación específica para ello. Ahora bien, si sales huyendo de Honduras, Haití, Panamá, México, Marruecos, Senegal, y demás países capitalistas, todo son trabas y más trabas, y si te pillan en el camino o una vez ya dentro del territorio occidental, te deportan. Para colmo nos quieren hacer ver que los que no tienen libertad son los cubanos al no poder salir de su país cuando les plazca. En cambio, al poner muros o vayas en las fronteras de los países occidentales, al tener que jugarse la vida en una patera, un cayuco, apiñados como ratas en algún rincón de un barco casi sin aire, o al cruzar un desierto sin agua ni alimentos para poder llegar hasta los países occidentales porque a través de sus fronteras no te dejan entrar libremente, lo llaman libertad. De qué le sirve al Mexicano poder salir libremente de México sino luego en EEUU no lo dejan entrar. De que le sirve al Marroquí, al Senegalés, o cualquier Africano, Asiático o Americano poder salir libremente de su país si luego en España, Italia, o cualquier otro país occidental no lo dejan entrar. Esto dando por hecho de que se les permita en efecto salir libremente de sus países cuando quieren migrar, que no es el caso.

Pero el discurso oficial, el que se aprenden de memoria todos los necios que deambulan por los foros de los diversos medios de comunicación que han publicado la noticia de la fuga de estos cuatro traidores, es ese: No poder salir de un país donde tienes cubiertas por ley tus necesidades básicas y donde te dan al menos los fundamentos necesarios para poder desarrollarte como ser humano en el mundo (educación, sanidad, formación, trabajo, vivienda, etc.), es una muestra inequívoca de falta de libertad, de dictadura. Poner vallas y muros, llenar las fronteras de militares, obligar a los empobrecidos del mundo a jugarse la vida para entrar en un determinado país porque legalmente no pueden hacerlo, es lo más de lo más en cuestión de libertad y de democracia.

A las personas, como siempre, a esas que se juegan la vida en el mar, a esas que viven en la miseria en el 80% de los países del mundo, a esos que se ahogan sin remedio en la inmensa mayoría de África, Asia o América Latina, a esos que darían todo lo que tienen, incluso la vida, por tener asegurado todo lo que ya tienen asegurado los cubanos, a esos, a esos que sufren las consecuencias de un sistema político y económico injusto e inhumano y que se ven por ello obligados a migrar en busca de una oportunidad que en sus países de origen les es negada por norma, a esos que les den por el culo. No son nada, no son personas. Son simples migrantes, migrantes ilegales. Los traidores cubanos, en cambio , ya son algo, son refugiados, que no es lo mismo, ni mucho menos, que ser un inmigrante ilegal. Porque huir de la “dictadura” cubana, donde tienen comida, trabajo, educación, sanidad y respeto como seres humanos, es mucho más heroico y valiente, y, sobre todo, mucho más necesario existencialmente para el migrante, todos lo sabemos, que huir de la miseria, la pobreza, el hambre, la marginación, la falta de educación, sanidad, trabajo y demás carencias en derechos fundamentales de las personas con las que tienen que convivir a diario los ciudadanos Africanos, Asiáticos o Americanos que una vez deciden migrar son tratados como perros por los mismos gobiernos y ciudadanos que en cambio tratan como héroes a los traidores cubanos que usan los propios recursos del Estado para dejar atrás a su propio pueblo en su lucha por la supervivencia y la justicia social. Malditos hipócritas.