jueves, 2 de abril de 2009

Parece que alguien mintió durante décadas


Leía hace un rato en la prensa capitalista que Ucrania es a día de hoy un país en ruinas económicas, un Estado a un paso de la quiebra y del colapso absoluto. Me da que pensar. Parece que alguien nos ha estado mintiendo descaradamente por muchos años. Y es que se suponía que el capitalismo era la panacea de la humanidad. Desde que tengo uso de consciencia, que van siendo unos pocos años ya, recuerdo como desde siempre nos han estado diciendo lo bien que funciona el capitalismo, lo provechoso y productivo que ha sido y es para el mundo, y lo bien que hicieron y hacen todos aquello países que se abren de par en par a la economía de "libre mercado", máxime aquellos que dejaron atrás el caduco y fracasado socialismo, que renunciaron al marxismo y supieron seguir con eficiencia los nuevos designios del liberalismo, entre privatizaciones masivas de sus medios de producción, liberalizaciones y desregularizaciones a mansalva en sus mercados, tanto nacionales como internacionales.

Es más, ahora, en plena crisis capitalista, nos repiten una y otra vez que no hagamos caso de los gobiernos “populistas” que están emergiendo en ciertas partes del mundo, que son un peligro para la estabilidad mundial, que únicamente nos quieren devolver a un pasado ya superado de confrontación maniquea, que llevarán a la ruina a cada uno de sus países con su carácter autocrático. Nos vuelven a repetir, día tras día, que la solución paradigmática es apostar por el libre mercado, hacer unos cuantos retoques, poner unos pocos parches, limpiar algunas espinillas de su cara, pero dejar igualmente que el Dios de la oferta y la demanda haga el milagro definitivo y nos lleve a todos y cada uno de nosotros con él a su paraíso de glamur y consumo desbocado. Vemos, por ejemplo, a la señora Clinton atreviéndose a dar consejos sobre la no intervención económica al gobierno Venezolano, mientras el gobierno de la que ella forma parte sigue repartiendo billones de dólares del capital público para salvar empresas en ruina. Nos toman por tontos una vez más, y lo peor es que, por lo que parece, volvemos a dejarnos.

En fin, que, en contra de las maravillas que nos habían contado y de las predicciones en masa que nos habían hecho tras la caída del muro de Berlín en 1989, parece que al día de hoy la situación económica en los países de Europa del Este es gravísima, aunque los medios de "comunicación" occidentales se empeñen en darnos información a cuenta gotas, haciendo que de los graves sucesos que ocurren por allí a diario no se sepa nada. Todos los países de la zona están en una recesión profunda de sus respectivos PIB, duplicando su tasa de paro, con sus sistema monetarios depreciándose a cifras records respecto de las principales monedas internacionales y con sus sistemas financieros descapitalizándose a pasos de gigantes y al borde de la quiebra absoluta. Son varios ya los países que están aplicando medidas del tipo "corralito", y se piensa que en poco tiempo el dinero que circula por allí tendrá el mismo valor que el papel higiénico en una tribu del amazonas. Además, por si fuese poco, el FMI está presionando a estos países para que reduzcan su deuda pública (es decir, para que recorten el gasto social y suban los precios en los productos de primera necesidad manejados directa o indirectamente por los Estados), como condición necesaria para ofrecerles nuevos créditos y ayudas financieras que puedan resultar "viables" y con garantías de devolución (¿sabrán algo de estas medidas impuestas por el FMI en América Latina? Me da que sí). Lo cual imagínense como podría acabar de cara a una población que en su inmensa mayoría ya vive bajo el umbral de la pobreza y en condiciones extremadamente precarias (repito, ¿les sonará esto de algo a los latinoamericanos? Me da que sí).

Ucrania, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Hungría, Bulgaria, Rumanía, Croacia, Serbia, Eslovaquia, Eslovenia, Georgia, Albania, etc. ninguno se salva de la crisis, ni lo que están dentro, ni los que están fuera de la Unión Europea. Países enteros están a punto de declarase en suspensión de pagos, insolventes. Se prevé, según un estudio de un importante economista capitalista Danés, Lars Christiensen, economista jefe del Danske Bank, el Banco Nacional de Dinamarca, quien ya predijese en 2006 el posterior hundimiento y quiebra de Islandia, que incluso las economías menos afectadas por la crisis sufran una reducción en su PIB de entre un 2 y un 5%, mientras que las más afectadas se enfrantarán a una recesión de más de dos dígitos porcentuales respecto de su PIB actual (como ya vemos en Ucrania, 30%). Las movilizaciones ciudadanas empiezan a sucederse con fuerza y ya han empezado a caer también los primeros gobiernos (Letonia, Hungría, República Checa), que con toda seguridad no van a ser los últimos. Incluso el señor Strauss-Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional, ya ha “advertido” de la posibilidad de que se produzcan graves disturbios sociales en próximas fechas, tal y como ya ha empezado a ocurrir en Letonia, Lituania, Bulgaria, República Checa, Hungría y algunos países más. El desempleo en algunos países se estima que podría llegar a cifras cercanas al 50% de la población activa. La situación es tan grave que pocos se atreven a aventurar como acabará la cosa, y nadie por el momento se ha atrevido a poner fecha al fin del colapso, tal y como si ha ocurrido, de manera más o memos aventurada, en otras regiones del orbe (EEUU, Europa Occidental, etc.). Ni los más optimistas, ni los más acérrimos defensores del capitalismo y el libre mercado, ven solución alguna a corto plazo. Será por algo.

Eso sí, como todos sabemos, son Venezuela, Ecuador, Bolivia y otros países latinoamericanos en procesos de cambio revolucionario los que de verdad lo van a pasar mal con esta crisis internacional, mientras que sus paisanos conservadores o social-liberales están a salvo, o si no véanse algunos de los reportajes, entrevistas y noticias que El País, El Mundo, el ABC y La Razón han hecho al respecto en los últimos meses. Una muestra más de que apostar por el capitalismo es la mejor solución para estos tiempos de crisis, aunque parezca mentira a la luz de los hechos que la han generado. ¿Cederán Venezuela, Ecuador, Bolivia y otros países ante la presión internacional para coger nuevamente el camino que ha llevado a Europa del Este a la magnifica situación económica, política y social en la que hoy se encuentra? En eso sí que no nos engañan: es ni más ni menos que lo que desean con todas sus fuerzas los oligarcas que han dominado a su antojo la región durante siglos, en connivencia con sus socios occidentales. A los pueblos que les den por el culo. Ya vendrá el FMI a salvarlos en algún momento con sus maravillosas y tan acertadas medidas, esas medidas que tanto bien hacen a los pueblos del mundo, especialmente a los pueblos empobrecidos. Las mismas que no generan deuda externa ni recortes sociales en los países donde son aplicadas. ¿Se habrán olvidado de esto en América Latina? Me da que no.

A ver si ahora son los pueblos del Europa del este los que aprenden la lección a base de bien, porque no parece que puedan hacer mucho por impedir lo que se les viene encima con el glorioso y magnífico sistema de libre mercado que con tanta algaravía celebraron en su día como remedio para todos los males, o al menos eso es lo que nos habían hecho creer hasta el momento. Esperemos acontecimientos. Pero no se debe descartar una extensión del "socialismo del siglo XXI" hacia las mismas fronteras que antaño vieran desarrollarse el mal llamado "socialismo real". Eso sí que podría ser un duro y definitivo golpe para el capitalismo, mucho más duro que los propios efectos de la crisis económica en sí misma. Sería la verdadera confirmación de que el muerto se levantó de nuevo y ahora no parará hasta tomar venganza de sus asesinos. Sed de justicia desde luego que no falta.

www.pedrohonrubia.com

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