miércoles, 13 de mayo de 2009

¿Es usted tonto?


No, aunque lo parezca, con este artículo no pretendo parodiar el famoso eslogan publicitario de una no menos famosa cadena multinacional de venta al por menor de aparatos electrónicos de todo tipo. Todo lo contrario. La que lleva por título este artículo es una pregunta seria, directa, comprometida, estimulante y provocadora. Que como tal le exige una auto-respuesta no menos seria, directa y comprometida. Lo único que se le pide es que sea usted sincero consigo mismo. Sólo así su auto-respuesta le podrá ser también estimulante. Y sólo así podrá usted obviar la provocación que le estoy lanzando desde estas líneas. Porque, como a todo hijo de vecino, ¿es usted una de esas personas a la cual le molesta y le llena de indignación que la traten como si tuviera la misma inteligencia que una ameba, no? Lo doy por hecho.

Resulta que el pasado Jueves 07/05/09, el diario El País se hacía eco en sus sección de Internacionales de una noticia que nos hablaba sobre una resolución “consensuada” por algunos parlamentarios de la Eurocámara, en la cual se acusaba a la democracia venezolana de encontrases en un “serio riesgo de colapso”. “La Eurocámara expresa su "enorme" preocupación por el deterioro de la democracia en Venezuela” era el titular con el que el diario presentaba la noticia a sus lectores, acompañado por el subtitular “A juicio del Parlamento Europeo, la democracia venezolana se encuentra en grave riesgo de colapso por el autoritarismo creciente del presidente Hugo Chávez “. La misma noticia fue publicada un día después en su edición impresa, bajo el titular “La Eurocámara se solidariza con la oposición venezolana”. Evidentemente la noticia me resultó a primera vista impactante. Una institución de tanto prestigio internacional como el Parlamento Europeo condenando al gobierno de Chávez y advirtiendo sobre la deriva autoritaria del mismo y el peligro que éste supone de cara a la comunidad internacional en su conjunto. Casi nada. ¡Esta vez no podré atacar a El País, me tendré que conformar con criticar al Parlamento Europeo!, pensé tras leer los titulares. Parece que esta vez el diario El País no habría necesitado de ninguna artimaña mediática para desprestigiar a Chávez. La noticia se me presuponía seria y lo suficientemente importante como para ser publicada en los términos expuestos por el diario de marras en sus diferentes titulares. Había que leerla en profundidad.

Evidentemente lo primero que se me vino a la cabeza es que tal resolución debía haber sido impulsada y aprobada por la mayoría derechista de la Eurocámara. La noticia de El País confirma mis sospechas “"El deterioro de la situación y la calidad de la democracia" en Venezuela causa enorme preocupación al Parlamento Europeo. A su juicio, la democracia venezolana se encuentra en "grave riesgo de colapso" por la "concentración de poder y el autoritarismo creciente" del presidente del país, Hugo Chávez. Ésta es la resolución consensuada por los grupos Partido Popular Europeo, Liberal y Unión por la Europa de las Naciones, que mostraron su solidaridad con los líderes políticos de la oposición venezolana que son perseguidos por el Gobierno”. Todo correcto. Mi siguiente preocupación era saber por cuanto margen se había aprobado la resolución y si en ella había implicado algún grupo de los denominados “progresistas”. Leo la noticia hasta el final y no encuentro en ella ninguna alusión al número de votos emitidos y mucho menos al número de apoyos recibidos por la propuesta. Sonrío y pienso: ¡Aquí hay gato encerrado, esperaré unos días para ver publicada la verdad del asunto en Rebelión.org, Kaosenlared.net, aporrea.org o algún medio de comunicación por el estilo! Ya saben eso de que la experiencia es un grado; no me equivoqué.

El día 09/05/09 aparece en Rebelión la información que yo ya había dado por supuesta que aparecería: “El Parlamento Europeo condena a Venezuela”. Normalmente hubiera sido yo mismo quien acudiese a las propias fuentes oficiales del Parlamento Europeo o algo por el estilo para buscar la información que necesitaba conocer, pero esta vez preferí esperar y hacer un pequeño experimento sociológico: por un lado volver a comprobar, una vez más, que siempre que El País habla sobre Venezuela miente o manipula, aún cuando la noticia parezca lo más seria posible (y aún cuando en ese momento no tenía la evidencia sobre la mesa), y por otro lado que los medios alternativos no tardarían en poner de manifiesto esa mentira o manipulación. En ambos casos acerté de pleno. Resulta que la “impactante” resolución había sido aprobada, ni más ni menos, que por 27 parlamentarios de 785, el 3% del total. ¡27 diputados! La preocupación por la deriva autoritaria de Chávez y la solidaridad con la oposición venezolana de la que nos habla El País se reduce a un 3% de los europarlamentarios, todos ellos integrantes de partidos de derecha y extrema derecha. Creo que sobran más comentarios al respecto.

Ahora bien, dejando ya a un lado esta nueva muestra de manipulación informativa descarada, inevitablemente me surge la siguiente pregunta: ¿Cuál es el coeficiente intelectual que El País presupone que tienen las personas a las cuales van dirigidas este tipo de “noticias”? No me jodan. O nos toman por tontos, o nos toman por tontos. Sólo desde la presunción de un público que se deja engañar sin preguntar, de un lector que se deja tomar el pelo sin rechistar, de un receptor de la noticia sin la menor capacidad intelectual como para informarse más allá de las páginas del propio diario, de un consumidor de la información incapaz de hacerse preguntas críticas, se puede lanzar semejante muestra de aberración periodística. Cualquier profesor de primero de primaria valora más la altura intelectual de sus alumnos que los miembros del equipo redactor de El País que han decidido publicar esta noticia respecto de sus lectores. Sencillamente dan por hecho que sus lectores son tontos. Y lo peor es que igual hasta llevan razón en la mayoría de casos.

No pretendo yo aquí juzgar el nivel intelectual de nadie, Dios me libre. Pero también es verdad que hay ciertos comportamientos que si no se pueden encuadrar dentro del mundo de la intelectualidad baja o nula, desde luego que se le acercan mucho. La recepción acrítica de las noticias y demás informaciones llegadas sobre ciertos temas a través de los medios de comunicación de masas, es una de ellas. Las muestras diarias son más que evidentes. Si un determinado diario se dirige a usted como si fuese tonto, y usted únicamente se limita a comportarse como presupone tal medio de comunicación que lo hará, es decir, como un tonto, pues lo siento mucho si le ofendo, pero realmente es que usted es tonto. El silogismo es claro: Si un determinado medio de comunicación escribe sus noticias falseadas y/o manipuladas dando por hecho que usted se las creerá sin rechistar como un tonto, y usted va y se las cree sin rechistar, pues habrá que dar por hecho que el medio de comunicación en cuestión tiene razón ¿o no?

Ahora bien, si usted está leyendo estas líneas y se está sintiendo ofendido por ellas, por eso de ser usted uno de esos lectores que traga sin rechistar con la información vertida a diario desde falsimedia, siempre puede volver a preguntarse: ¿Soy tonto? Ya digo que doy por supuesto que es usted una de esas personas a la cual le molesta y le llena de indignación que la traten como si tuviera la misma inteligencia que una ameba, eso es algo que nos molesta a todos, o, al menos, debería hacerlo. Así que el asunto es claro: demuéstrese a sí mismo que de tonto no tiene nada. El tema es tan sencillo como empezar desde ya a analizar la información que recibe de manera crítica, no dejarse seducir por los titulares impactantes o los reportajes de postín, acudir a diversas fuentes de información donde contrastar la noticia y, sobre todo, visitar periódicamente aquellas webs donde la información de falsimedia es diseminada y puesta en evidencia a diario. No quepa duda que, como dijese el famoso profeta, “la verdad os hará libres”. Y en este caso también le ahorrará a usted tener que aguantar como en las redacciones de El País y demás medios por el estilo le tienen en su lista anónima de tontos útiles, entre las risas y carcajadas que se tienen que soltar por allí cada vez que publican alguna noticia del estilo de la analizada en este artículo.

Aunque claro, también puede usted, después de haber leído esto, seguir mirando para otro lado y seguir dejando sin rechistar que desde falsimedia le sigan tomando por tonto. Pero entonces no se ofenda tampoco si desde estas líneas se le llama igualmente tonto. Se lo tiene merecido.

P.D. Para los puntillosos, decir que tengo el mayor respeto por todas aquellas personas que, por unos u otros motivos, tienen algún tipo de problema de tipo intelectual o tienen unas capacidades intelectuales limitadas. Jamás los he visto ni los veré como personas inferiores o algo que remotamente se la parezca. Ninguno estamos libres de sufrir un percance que nos convierta de la noche a la mañana en uno de ellos. Tampoco de tener algún familiar en tales condiciones. Este artículo va dirigido a todas aquellas personas que, teniendo sus capacidades intelectuales intactas, se empeñan día a día en comportarse como si fuesen los mayores deficientes mentales del mundo. Usar la palabra tonto como eje de este artículo no es más que un recurso simbólico para plasmar un mensaje, quien no lo quiera entender así, allá él. No es mi problema.

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