domingo, 29 de noviembre de 2009
El pago de la deuda histórica en Andalucía: lo simbólico de una dominación colonial
Se acabó el culebrón. Fin de la historia más larga jamás contada. La Junta de Andalucía y el Estado Español, por fin han llegado a un acuerdo para hacer efectivo el pago de la llamada “deuda histórica de Andalucía”. Tras muchas décadas de idas y venidas, de cuentas y más cuentas, de devaneos y disputas jurídicas, de cambiar la perspectiva y la cuantía de la misma según en Madrid gobernase el partido afín al gobierno de Sevilla u otro de distinto color, de pactos a la baja y recortes bandoleros, de darse por hecho en incontables ocasiones el pago de la misma y al final nada, parece que, esta vez sí, el asunto está tocando a su fin.
Habrá que verlo por el lado bueno: al fin los partidos españoles dejarán de dar la tabarra con el tema de la deuda en cada cita electoral en Andalucía. Corremos el riesgo, claro, de aburrirnos de aquí en adelante en las diversas campañas a celebrar. Si poco o nada se hablaba ya de Andalucía en ellas, ahora, menos. No, no es que sea positivo que deje de hablarse de Andalucía en las campañas electorales andaluzas, pero, al menos, no tendremos que soportar más al PSOE, PP, etc. hablando y hablando sobre un tema, el de la deuda histórica, que luego no fueron capaces de solventar en sus diferentes periodos de gobierno en el Estado Español. De un tema que ya en sí mismo supone una humillación para Andalucía.
Porque, obviamente, el Estado Español tiene una deuda histórica que debería pagar a Andalucía. Pero nada que ver con los planteamientos que desde las diferentes instituciones públicas se han hecho de ella. Reducir la deuda histórica de Andalucía a una mera cuestión formal de financiación autonómica, es un insulto a la historia, el presente y el futuro de este pueblo. Hasta el mayor de los cálculos que se pudiera hacer por esta vía, sería una miseria comparado con la cuantía real de la verdadera deuda histórica de Andalucía: la que ha sido generada a consecuencia de la explotación, la colonización y la dependencia de la economía de la nación andaluza con, por y para los intereses del Estado Español. La deuda histórica con Andalucía es, pues, mucho más que una cuestión relacionada con la financiación autonómica. Incluso el espíritu de la deuda histórica que fue recogido en el primer estatuto autonómico de Andalucía de 1981, va mucho más allá de eso.
Simplemente porque no hay forma humana de calcular monetariamente todo aquello que el Estado Español ha robado, expropiado o extraído abusivamente de Andalucía desde que en 1492 conquistaran el último reino andalusí de la península: ni con todo el oro del mundo, como se suele decir, podría alcanzar para pagar todo lo que nos han quitado.
Díganme si no, cómo cuantificar todo lo que nos robaron mientras, por su privilegiada posición geográfica, convertían nuestras ciudades en florecientes núcleos de negocios con las “Indias” que eran aprovechados sistemáticamente y en exclusividad por los monopolios del Estado, mientras la miseria, el analfabetismo, la pobreza y el hambre no dejaban de aumentar, año tras año, siglo tras siglo, en toda Andalucía.
Díganme también cómo poder pagarnos las consecuencias de la tardía incorporación del pueblo andaluz a la revolución industrial, sólo porque a ustedes les vino bien que fuesen otros territorios del Estado quienes debían hacerlo primero y a costa de desmantelar toda la pronta estructura industrial que de manera incipiente vio nacer el pueblo andaluz.
Díganme además, por supuesto, cómo cuantificar todas las riquezas que han salido de nuestros suelos, tanto de los recursos mineros, como de los recursos agrícolas; los unos destinados a engrosar las arcas de aquellas empresas (colonizadoras) extranjeras implantadas en las regiones mineras andaluzas a petición y provecho del propio Estado, y las otras direccionadas, tras ser vendidas a precios de saldo, a engordar el patrimonio de los terratenientes andaluces y a surtir de materias primas los florecientes negocios industriales de otras zonas del Estado, mientras se hacía del latifundio y la explotación del jornalero el modus operandi por excelencia de la economía andaluza.
Díganme también cómo podemos hacer unos cálculos aproximados para saber cuánto dinero nos siguen robando diariamente a los andaluces/zas a través del actual sistema capitalista y de flujos de mercado establecido en el Estado Español, donde Andalucía sigue siendo la cenicienta, pero sin hada madrina que la saque de la pesadilla, y sin príncipe azul esperándola detrás de la esquina.
Andalucía, con un mercado interior en el que el 90% de los productos que se consumen no están elaborados en el interior de nuestras fronteras (frente al 68% del País Vasco y el 63% en Cataluña, por ejemplo), siendo en su mayoría productos fabricados por empresas del Estado español, con un sector financiero controlado por los grandes bancos españoles, con el negocio de los seguros destinado a engrosar las arcas de las potentes empresas españolas del sector, con unos servicios diarios (luz, teléfono, Internet, gasolina, butano, etc.) en manos de empresas españolas, con un turismo preso de los tour-operadores extra estatales y las multinacionales españolas, con una agricultura diseñada para satisfacer los intereses marcados por Europa y por el Estado, con un sector de la construcción (pública y privada) dominado por empresas españolas, en definitiva, con una economía esclava y sumisa a los intereses del estado español, ¿no sigue siendo explotada impiadosamente por el Estado Español?
Así que sí, díganme también cómo cuantificar todo el dinero que a diario sacan de Andalucía empresas, bancos u otros entes económicos como Telefónica, Endesa, Repsol, La Caixa, Mercadona, el BBVA, Banesto, Iberdrola, Gas Natural, BSCH, ACS, Dragados, Sol-Meliá, NH Hoteles, Alsina Graells, RENFE, Iberia, y demás empresas españolas que hacen caja diariamente en Andalucía en sectores claves de la economía andaluza y con el dinero de los andaluces, para invertirlo después en su propio beneficio e interés y lejos del beneficio e interés de la economía andaluza. Que sólo el 2% de las empresas que cotizan en las bolsas españolas sean originarias de Andalucía, ¿no es una muestra evidente de una economía andaluza subyugada por la estructura capitalista española? , ¿Cómo ponerle entonces cifras a un robo de tal magnitud perpetrado días tras día en Andalucía? No, es imposible.
Entendemos, pues, que el Estado Español, y sus palmeros en Andalucía, hayan querido poner cifras a la deuda histórica a través de ese eufemismo (con el que ocultar la propia historia andaluza y su sistemática explotación colonial) de la llamada “financiación autonómica”. Pero a ningún andaluz de consciencia pueden engañarlo con semejante patraña.
Para colmo, rizando el rizo de la humillación, nos hablan ahora de pagar dicha deuda histórica con la cesión de suelo público a la Junta de Andalucía. El Gobierno central y la Junta de Andalucía han acordado liquidar la deuda histórica íntegramente con la transferencia de suelo estatal, y no con dinero en metálico. Surrealista. Los 784 millones de euros que quedaban por pagar se traducirán en la cesión de la totalidad de las acciones de Agesa, que gestiona los activos de la Expo’92 en Sevilla, además de solares para vivienda en cinco provincias andaluzas.
Ahora mismo se me ocurren muchos ejemplos de dominación colonial, a cada cual más injusto, pero, simbólicamente hablando, no creo que pueda encontrarse uno de mayor envergadura que éste: El Estado Español paga a Andalucía la deuda histórica contraída con ella, a través de la devolución de suelo público andaluz robado previamente por ese mismo Estado a la propia Andalucía. Porque ¿qué es entonces el suelo público andaluz, sino andaluz?, ¿cómo es posible que se pueda pagar a Andalucía una deuda del Estado con un suelo público que está precisamente en Andalucía?, ¿No les parece una burla sin parangón al pueblo andaluz?
Es como si un condenado a pagar una indemnización a otra persona por haber entrado a robar a su casa durante una determinada noche, pacta con el beneficiario de la indemnización (y víctima del robo) pagar tal indemnización con los objetos previamente sustraídos de la vivienda de la víctima del robo, con el amparo además de la justicia, que acepta tal cosa como pago y sin pedir más responsabilidades legales de ningún tipo al ladrón. Surrealista.
Claro, todo esto sólo es posible de concebir en una tierra, en un pueblo, que ha sido despojado plenamente de Soberanía por una colonización extranjera, una colonización de siglos y siglos donde tal pueblo no ha tenido jamás opción alguna de expresarse libremente y a favor de su soberanía. Sólo así se puede pagar una deuda con lo que en esencia y origen es patrimonio del acreedor de la deuda. ¿Imaginan que un banco aceptase que usted le devolviese la hipoteca, con el dinero obtenido a través de un atraco a cara descubierta de una sucursal del mismo?
Una colonización, además, tan profunda y extensa, tanto en lo económico como en lo cultural, que hasta los propios habitantes de tal pueblo han acabado por asumir a la potencia colonial como su patria, su nación. Como si la convivencia forzada con el ladrón del ejemplo anterior llevase a la víctima del robo a tratarlo como a un hermano, por más que el ladrón le siga robando día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto, y camuflando los robos con todo tipo de excusas baratas y recursos sentimentalistas, que acaban por someter la voluntad de la víctima a los designios del ladrón, su “hermano”. Sería una conducta casi patológica. Una conducta que, por desgracia, es la mayoritaria en Andalucía: dejaremos, sin rechistar, que España nos pague la hipoteca de la deuda histórica con el dinero que nos ha robado a cara descubierta en la sucursal del suelo público andaluz.
Pero quien tenga ojos, que vea. Quien tenga oídos, que escuche. Quien tenga consciencia, que entienda. Quien tenga corazón, que sienta. Y si esos ojos, esos oídos, esa consciencia y ese corazón son andaluces, que le duela. Solo así se podrá pensar y actuar, antes o después, y en consecuencia, como un andaluz/a de consciencia:
La deuda histórica andaluza sólo podría ser pagada en su totalidad devolviendo a Andalucía lo que nunca debieron haberle quitado: su soberanía.
Cualquier otra solución, no es más que una farsa para enmascarar la trágica verdad histórica que ha tenido que soportar el pueblo andaluz en el seno del Estado Español durante más de 5 siglos colonización.
Así que ni pago de la Deuda Histórica, ni hostias: SOBERANÍA, SOCIALISMO E INDEPENDENCIA.
Únicamente el día en que mis ojos pueda ver cumplidos tales sueños, daré por saldada la deuda histórica que España y la historia tienen con Andalucía. Nunca antes.
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