viernes, 26 de junio de 2009

Al rescate de las urnas, al rescate de la democracia


Ruido de sables en Honduras. Y no es Trillo con su voz en alto. Otra vez los militares, con el apoyo de la cúpula episcopal, la burguesía y los medios de comunicación privados, amenazando la estabilidad de un gobierno legítimamente establecido. Otra vez en América Latina. La historia se repite. Siempre son los mismos, siempre van contra los mismos. Siempre con los mismos apoyos, desde dentro y desde fuera. Siempre dispuestos a pasar por encima de la democracia, por encima de la soberanía de los pueblos. Siempre dispuestos a perpetuar la voz del fascismo en lo más alto del curso de la historia.

Ayer fue Chile, Venezuela, Bolivia, y tantos rincones más. Hoy es Honduras. Frente al grito popular, las armas y el golpismo. Frente a las urnas y los votos democráticos, el llamamiento a los ejércitos traidores. Frente a la dignidad del pueblo, la indecencia de la burguesía imperialista y sus perros guardianes. Frente a la grandeza de los que menos tienen que perder, de los pobres, los marginados y los excluidos por el salvajismo neoliberal, la inmundicia de los ejércitos vendidos al mejor postor por una cúpula de altos mandos corruptos y mercenarios. Frente a la valentía de las naciones en lucha por su futuro, el cobarde arrodillamiento de los periodistas lacayos y la Iglesia reaccionaria, prestos y dispuestos a hacer cuantas felaciones sean necesarias en el miembro viril de sus amos oligárquicos.

Siempre el mismo guión para una misma película desmesuradamente presupuestada que se repite, se repite y se repite cada vez con peores actores en el reparto. Las más de las veces producida, dirigida y financiada desde Hollywood. Al otro lado de la pantalla el mismo espectador de siempre en el mundo occidental, un espectador que permanece inerte ante tanta barrabasada anti-democrática, convencido para más inri de ser un demócrata empedernido. Ya ni si quiera es noticia. Ya ni si quiera genera reacciones en eso que llaman Occidente, ¡maldito seas por siempre! Ya ni si quiera es equiparable a la muerte de una estrella del Pop de dudosa moral. Silencio, escandaloso silencio. Silencio por completo entre aquellos ciudadanos en occidente que tanto gustan de presumir de ser defensores y adalides de la libertad, los Derechos Humanos y la democracia. Nadie hace nada, nadie dice nada. Siempre dispuestos a criticar todo cuanto acontezca en Irán, Corea del Norte o Venezuela, ahora callan. Es más, ahora ni saben lo que pasa. ¿Cómo van a hablar si no saben si quiera lo que pasa?

Y cuando saben algo es todavía peor, porque únicamente saben lo que han podido escuchar o leer en los medios de comunicación de masas. Su inquietud intelectual por las cuestiones que afectan al devenir de la democracia en el mundo, no les da para más. Leer la noticia en El País, El Mundo, el ABC, escucharla en la SER o la COPE, y especialmente poder ver algunas imágenes en la Cuatro, TVE o Antena 3, es lo máximo, uno ya se puede dar por informado. O por engañado, pero eso ya no parece ser de nuestra incumbencia como receptores de noticias. Si nos mienten, que nos mientan. Si convierten a las víctimas en verdugos y a los verdugos en víctimas, que lo hagan, no pasa nada. Hay vía libre para el engaño. Nadie se opone a ser engañado. No nos importa ser engañados, tratados como auténticos pardillos.

Total, a quién le interesa lo que pueda ocurrir en un lejano país de apenas unos pocos millones de habitantes, a quién le puede interesar si allí está o no en riesgo la democracia. Si todavía fuese Venezuela, o Irán, o cualquier otro país del mundo con un gobierno anti-imperialista, si todavía estuviésemos hablando de que quienes amenazan la democracia son los presidentes de estos Estados soberanos alienados contra el imperialismo, se podría hacer algo, un mínimo esfuerzo por ampliar la información recibida. Si todavía la noticia fuese el cierre de un medio de comunicación privado o un supuesto pucherazo electoral, habría de qué preocuparse, por qué interesarse, pero siendo así, un pequeño país con un presidente girado hacia la izquierda y que pretende por todos los medios perpetuarse en el poder (El País, dixit), para qué perder el tiempo leyendo, escuchando o viendo paja. La democracia que propugnan los medios españoles como única democracia posible no está en riesgo. A quién le importa si lo que está en riesgo es la verdadera democracia, la que da voz a los pueblos, la que los llama a participar de los procesos políticos, la que los toma como referentes centrales en sus lineamientos políticos e ideológicos. ¡A quién carajo le importa eso!

Todo por una consulta popular, por el llamamiento del gobierno legítimo de Honduras para que su pueblo vote, para que pueda participar y decidir, para que se pueda expresar democráticamente. Todo porque al gobierno le parece oportuno someter la posibilidad de que se instaure una cuarta urna electoral en las futuras elecciones de noviembre, en la cual poder preguntar si se quiere o no llevar a cabo la tarea de comenzar con un proceso constituyente. Todo porque el presidente Manuel Zelaya ha tenido la osadía de convocar a su pueblo para participar en un referéndum no vinculante mediante el cual poder poner en las manos de este mismos pueblo la apertura o no de un camino político y social que pueda concluir con la proclamación de una nueva Constitución política del Estado. Demasiadas reminiscencias con lo ocurrido recientemente en Venezuela, Bolivia o Ecuador como para permitirlo. Honduras no necesita escuchar la voz del pueblo, ya hablan por él quienes controlan los medios de producción y manejan a su antojo al poder judicial, los altos mandos del ejército y los principales medios privados de (des) información. Por eso secuestran las urnas. Las encierran bajo llave y ponen al ejército para resguardarlas: no quieren que puedan ser utilizadas para que se haga oír la voz del pueblo.

Pero la jugada les ha salido rana. El pueblo no se calla. El pueblo no se conforma. El pueblo, con su legítimo presidente a la cabeza, en un gesto histórico de un componente simbólico sin precedentes, ha ido a rescatarlas. Al rescate de las urnas, al rescate de la voluntad popular, al rescate de la democracia. A manos llenas han sacado las urnas ,y el resto del material electoral, de la base aérea donde las tenían secuestradas los opositores, inmovilizadas. A estas horas ya se reparten con clamor popular hacia todos los rincones del país. A la democracia no la para nadie. La consulta no la para nadie. Si quiera la amenaza de los militares en las calles, que a buen seguro aún no han dicho su última palabra. El ruido de sus armas podrá silenciar a la democracia institucionalizada, pero jamás, ni ahora ni nunca, ni en Honduras ni en ningún otro lado del mundo, podrá silenciar a las masas en lucha. Eso lo deben tener muy claro los militares antes de que intenten nada.

En fin, ni un paso atrás compañeros hondureños, ni un paso atrás. Que el silencio del que las masas adormecidas de occidente hacen gala ante las injusticias que se cometen con vuestro pueblo, sirva de base para que el eco del grito de vuestras voces en lucha pueda llegar al mundo entero. ¡Ni un paso atrás!, ¡Venceremos!

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