miércoles, 7 de enero de 2009

Humanos y bestias


Mientras los líderes políticos del occidente capitalista continúan con su silencio cómplice ante la matanza israelí en Gaza, una voz, digna como pocas, se alza como un rayo de luz en medio de tantas tinieblas. Hugo Chávez, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, se ha convertido finalmente en el primer líder mundial con la decencia, la dignidad y la valentía suficiente como para tomar medidas políticas en contra del estado sionista, solidarizándose así con todos y cada uno de los palestinos que en estos días anda viviendo en mitad de un infierno. La expulsión del embajador israelí del territorio venezolano es ya un hecho. Todo un ejemplo de dignidad que ojalá sea imitado más temprano que tarde por otros líderes mundiales. Esperemos que en los próximos días países como Bolivia, Ecuador, Paraguay, Nicaragua y algunos más se sumen a la causa abierta por Chávez con medidas similares a la puesta en práctica por Venezuela. Todos a una alzando la voz contra la masacre del pueblo palestino, una masacre que mañana puede ser la de cualquiera de ellos.

Pero no sólo es eso. Chávez ha sido claro y contundente también en el uso de las palabras. Ha catalogado a Israel como un estado terrorista, ha hablado de masacre, de genocidio y de holocausto. Ha llamado cobardes a los soldados israelís e incluso ha pedido que el presidente de Israel, junto al presidente de los EEUU, sea llevado a pagar por sus crímenes de guerra ante el tribunal internacional de la Haya.

Chávez demuestra así, una vez más, ser un hombre íntegro de los pies a la cabeza. Un hombre con alma, con corazón, con sentimientos, un buen hombre. Un hombre que es capaz de sufrir con el dolor ajeno, un hombre que sabe ponerse del lado de los que sufren, que sabe mirar a los ojos de los que son masacrados y marginados por la legalidad internacional establecida y su status quo. Es por ello que Chávez vuelve a ser hoy un ejemplo para todos nosotros. Porque la decisión de Chávez es mucho más que una muestra de solidaridad con Palestina, es una demostración práctica de que verdaderamente otro mundo es posible.

Ahora bien, ciertamente es bueno que Chávez y otros líderes políticos internacionales se sumen a las protestas, ellos tienen fuerza y poder para presionar ante la comunidad internacional, pero sin duda que no serán ellos quienes consigan movilizar las consciencias adormecidas de nuestros conciudadanos. Ese es y será siempre nuestro cometido como militantes de base de la izquierda revolucionaria mundial. Nos toca a nosotros demostrarles que su silencio les hace cómplices, que con su pasividad se construyen las bombas que matan a los palestinos.

Decía Kant que los seres humanos somos esencialmente diferentes de las bestias porque, a diferencia de éstas, poseemos una naturaleza interna, un “carácter”. Es el “carácter” en su sentido moral lo que distingue al ser humano de las bestias, a los dignos de los indignos, a los virtuosos de los miserables. Los miserables son aquellos que carecen de moral, aquellos que son como las bestias. Lo que hay que hacerles ver a nuestros conciudadanos es que, siguiendo a Kant, esta guerra es algo más que una lucha entre pueblos, algo más que un conflicto entre una potencia militar y un heroico pueblo que resiste en defensa de su tierra. Hacerles ver, en defintiva, que esta batalla es como fuese en su día la batalla contra el nazismo: la lucha de los dignos frente a los indignos, la lucha de los visrtuosos frente a los miserables, la lucha, en conclusión, de los humanos frente a las bestias. Ningún humano decente se puede quedar al margen.

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