viernes, 16 de enero de 2009
¡Qué decepción!, ¡Menudo chasco!
Hay que ver las decepciones que se lleva uno en esta vida. Estoy hoy que no puedo con mi alma. Se me ha caído un mito y ahora siento que navego a la deriva. Es tal el vacío existencial que se ha apoderado de mi vida desde ayer, que no sé hasta que punto merece la pena seguir viviendo. Ya nada tiene sentido. Tal vez, ante tan hondo pesar, la única vía que me quede sea el suicidio inminente y sin posibilidad de retorno.
Resulta que Federico, el gran Federico, el mago de la radio, el comunicador ejemplar, el as entre los ases, el más liberal de los liberales, el eterno enemigo de las hordas progres que nos invaden por doquier, el gran luchador por la libertad de todos y cada uno de nosotros, el único héroe viviente que alegraba mis rutinarias mañanas, se ha pasado al enemigo. ¡Sí, señores!, de repente este hombre de intachable reputación ha decidido pasarse, de buenas a primeras, sin vaselina ni nada, al lado de los débiles. A ese mismo lado en el que están los que tienen entrañas, los que parecen valorar la vida por encima de todas las cosas, los que lloran como niñas desvalidas ante cualquier mínimo ataque que sufran contra su persona, los que utilizan el podrido sistema judicial para denunciar a aquellos que atentan contra el honor de uno. ¿Por qué me haces esto Federico? ¡Qué decepción!, ¡Menudo chasco!
Al parecer, a mi (hasta ayer) admirado Losantos no le ha sentado nada bien que los humoristas de El Jueves hayan hecho un poco de burla del atentado que sufrió hace ya bastantes años a manos de unos supuestos terroristas catalanes. Tan mal le ha debido sentar la broma que ha decidido denunciar, por mediación de la AVT, a tales humoristas. ¡Qué decepción!, ¡Menudo chasco!
Precisamente tú, Federico. Que me encandilabas cada mañana por tu cerrada defensa de la libertad de expresión. Que has emprendido encarnizadas cruzadas en contra de todos aquellos que habían decidido llevarte ante los tribunales simplemente por alzar la voz y denunciar verdades como puños mientras llamabas a las cosas por su nombre. Tú que has sabido canalizar más de una plataforma para enfrentarse a aquellos políticos y personajes públicos que coartaban con denuncias y querellas tu derecho a expresarte. Tú que has movido Roma con Santiago para criminalizar por liberticida a todo aquel que ha osado atacar el sacro santo derecho a la libertad de comunicación que tan sabiamente ejercéis a diario tú y muchos de tus colaboradores tanto en tu programa de radio como en tu web. Tú que sin ir más lejos actualmente andas a la gresca con tu antaño admirado PP por haberse querellado contra el pobre de Víctor Gago. Y ahora me vienes con estas. ¡Qué decepción!, ¡Menudo chasco!
Y encima quieres emprender acciones legales ni más ni menos que por haberse mofado de un atentado terrorista contra tu persona. ¿Se puede caer más bajo, Federico? Tú que entre risas has pedido que retransmitan por televisión las 24 horas del día a un Fidel Castro enfermo de Parkinson mientras todos los síntomas de su patología se hacen visibles en medio de sus alocuciones públicas. Que incluso imitaste su voz y gesticulabas con tus manos parodiando tal enfermedad. Tú que has tachado poco menos que de cobardes e ineficientes a los militares venezolanos que teniendo en su momento secuestrado al Gorila Rojo de Chávez no fueron lo suficientemente inteligentes como para darle matarile. Tú que has pedido que el grandioso ejército de los EEUU invada Venezuela y fusile a su actual jefe de estado. Tú que te has desternillado de risa mientras jugabas a ver quién y cómo debería morir primero de entre una lista con los nombres de los principales líderes políticos de América Latina que comulgan con esa aberración del socialismo. Tú que has querido expulsar de Oviedo a una secuestrada de muchos años en la selva Colombiana y que incluso alzaste tu voz para que a semejante persona se le dejase sin premio príncipe de Asturias por haber sido capaz de defender el diálogo con los terroristas. Tú que has insultado y vilipendiado a la principal representante de una asociación de víctimas del 11-M, tú que fuiste capaz de llamar loca y poner en duda el sentimiento de tristeza que puede llegar a sentir una madre ante la perdida de una hija en un atentado como el de Atocha. ¡Con lo que yo te admiraba por toda esta demostración de imperturbables emociones! y ahora vas y te me pones sensiblero porque alguien haga un poco de guasa respecto de ese tiro que te dieron en una pierna. ¡Qué decepción!, ¡Menudo chasco!
Ahora incluso va a parecer que te preocupan las ejecuciones extrajudiciales y el uso del terrorismo contra la población civil. A ti, precisamente ti. A ti que tan valientemente has declarado tu admiración por Álvaro Uribe, llegando incluso a pedir que le dejen ser presidente de España por unos años y que pueda así aplicar sus democráticos medios de lucha contra el terrorismo para acabar con ETA. Tú que has aplaudido golpes de estado y que, junto a los tuyos, has ensalzado públicamente a Pinochet por salir en defensa de la constitución chilena de la época. Tú que nos invades cada día desde tu web con maravillosas noticias acerca de lo bien que sabe defenderse Israel de la amenaza terrorista de Hamas. Tú que estás dando la cobertura más objetiva de todo lo que está ocurriendo en Gaza. Tú que sabes bien como hacer visibles los razonables argumentos esgrimidos por el gobierno hebreo y su valiente ejercito a modo de justificación de sus poderosos ataques en los que por casualidad se causan algunas víctimas civiles. Tú que para no crear demasiada alarma social innecesaria has dejado de publicar desde el 5 de enero en tu diario las cifras de muertos que van ya en este inevitable conflicto de occidente contra el malvado Islam. Tú que sabes bien que la vida de un sólo israelí es infinitamente más valiosa que la de todos los palestinos que pudieran morir por error en la ofensiva de los valerosos y heroicos sionistas. ¿Y ahora va a resultar que te molestan las burlas de unos cuantos humoristas acerca de un ataque que sufriste hace ya casi treinta años y del cual saliste, como el gran luchador que eres, prácticamente indemne? ¡Que decepción Federico!, ¡Menudo chasco!
Siento tener que decirlo amigo, pero hay un antes y un después de este hecho. Si antes de que la noticia saliese publicada en prensa te consideraba un héroe, un valeroso defensor de la libertad y un eterno luchador contra esos malvados rojos que quieren acabar con nuestra sagrada civilización nacional-católica, he decirte que a partir de ese mismo momento me he pasado al bando de los que dicen que tu vida tiene para ellos el mismo valor que la de una rata que pretende campar alegremente por sus cocinas.
Es duro decirlo Federico, máxime después de todo lo que te he admirado, pero si mañana me levantase a consultar el periódico y leyese que alguien te ha pegado un tiro, que has tenido un grave accidente de tráfico o cualquier hecho por el estilo, te puedo asegurar que ni tan siquiera ceñiría el fruño, que no sentiría un mínimo de compasión por ti.
Suena duro Federico, lo sé, pero es lo que pienso y lo que siento. Tú te lo has buscado.
Roma no paga a traidores.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario